Susurración




I

Silbo largo
dime si ella siente
el sonido siseante 
de mis sienes solitarias,
sudorosa candelaria
de un sábado ausente,
dime si ella siente,
en su mente sibilante
que se asoma una Siberia
de simientes silabarias
y sarcófagos silentes,
sugerentes , dromedarias,
santiaguinas, inocentes,
sembradoras, solidarias,
¡se tú mismo,
voy de frente!
si me olvidas, soy su paria,
si me sientes, soy tú mismo:
viento suave
que susurra didascalias.


II

Dinosaurios elegantes,
traiciones entre dientes,
dinastías lapidarias
mansedumbre araucaria
que al clarear invoca insolente
las trompetas de la Galia.
Sus siniestras catedrales
sin vergüenzas trasnochadas,
terodáctilos urgentes,
avefénix de la Gaia:
resucita entre esta gente
las honduras subterráneas
de una América naciente
que resiste llamaradas;
viento suave refrescante,
sube al cielo y ya baja,
al pecho de continente
¡hazte nube de Aconcagua!
en la noche sé una fuente
de ternuras y de calma. 


III

Viento suave, diletante,
Sudestada imaginaria,
siempreviva, submarina,
viento suave, proletaria
zigzaguea esta vertiente
torna en dulce la salada,
viento suave, agua marina,
acuarela atormentada,
surge pronto de tu isla
vuelve nunca de tu ansia,
mira el cielo, amenazante,
con su silbo de Atacama, 
sin respeto por su padre,
sin destino, la insensata,
y sin miedo y sin sueño
y sureña, solitaria:
de mi vientre ella inventa
sus noctílucas cebadas
y por eso silbo largo,
por mi América gitana.


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